Diverticiencia

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La mayoría de las veces vemos el cielo color azul, ¿pero sabias que no siempre es así? y esto es por lo que se explica a continuación:

La capa de ozono de las regiones superiores de la atmósfera absorbe la mayor parte de la luz ultravioleta proveniente del Sol. Las partículas y moléculas de la atmósfera dispersan la luz ultravioleta restante. De las frecuencias visibles, el color que más se dispersa es el violeta, seguido del azul, el verde, el amarillo, el naranja y el rojo, en ese orden. El rojo se dispersa sólo una décima parte de la que se dispersa el violeta. Aunque el color violeta se dispersa más que el azul, nuestros ojos no son muy sensibles a la luz violeta; son más sensibles al azul, de modo que vemos el cielo azul.


El azul del cielo varía de un lugar a otro y de acuerdo con las condiciones. Las frecuencias luminosas más bajas se dispersan más donde hay muchas partículas de polvo y otras partículas de mayor tamaño que las moléculas de nitrógeno y oxígeno. Esto hace que el cielo se vea menos azul y adquiera una apariencia blanquecina. Después de una tormenta fuerte el cielo se ve de un azul más profundo porque la lluvia arrastra las partículas. Cuanto más subimos en la atmósfera menor es el número de moléculas disponibles para dispersar la luz. El cielo se ve más oscuro. Donde no hay moléculas, como en la Luna, por ejemplo, el “cielo” se ve negro.


En un día de sol el cielo de nuestro planeta se ve generalmente  azul. El color varía entre el naranja y rojo durante el amanecer y al atardecer. Cuando llega la noche el color pasa a ser un color oscuro.

El color de estas marcas llamadas guías de néctar suele contrastar con el color floral del fondo.

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